Gramática plefande

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Índice

Introducción

Fonética y fonología

Morfología flexional

Morfología derivacional

Sintaxis


Introducción

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  1. El plefande.

    El plefande se hablaba en la antigua civilización de los plebensa, extendida en toda pellarda.

    Los monumentos literarios más antiguos en plefande son los poemas religiosos denominados miegadelsa y los siete poemas épicos escritos por el poeta Goffarsi.

  2. Situación lingüística.

    La lengua madre del plefande es el proto-plefande. El plefande no tiene relación directa conocida con otra lengua de Dijizo, pero es notable la influencia (especialmente en el campo léxico) que ha recibido del vadde.

    El plefande no se habla diariamente hoy en día en Dijizo pero aún subsiste como lengua culta y como medio de expresión y estudio entre los eruditos. También se la usa como lingua franca en concilios y diversos intercambios científicos entre personas de distintas lenguas.

  3. Dialectos del plefande.

    Los antiguos plebensa no hablaban todos la misma lengua, puesto que el plefande tenía distintos dialectos. Había por lo menos tres principales, en las zonas montañosa, de las llanuras y las riberas. Además, la lengua escrita o culta (la fer fanda) difería de la hablada en gran medida.

    En la presente gramática trataremos exclusivamente de la fer fanda por ser ésta la que se estudia en colegios y universidades, y la que permitirá al lector acceder a las más grandes obras de la literatura plefande.

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Fonética y fonología

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  1. Alfabeto plefande.

    El alfabeto plefande, glosográfico alfabético, tomado del vadde, consta de 23 grafos. Representan fonemas de los cuales 17 son consonantes y 6 son vocales:

              Blb       Dnt       Vel     Uvl         Glt
    Ocl       p/b       t/d       k/g     q
    Frc       f/v       s/z                           h
    Ocl Nas   m         n
    Apr       w         r
    Lat                 l
    
    i       u
      e   o
          ä
        a
    
  2. Pronunciación

    Los fonemas se pronuncian como se indica. Hay algunos sonidos especiales:

    1. Hay dos pares de alófonos; /s/ y /z/. Ambos alófonos consisten de un fono palatal ([S] y [Z]) que se encuentra antes de i, y un fono alveolar ([s] y [z]) que se encuentra en cualquier otra posición.

    2. Aunque no existe un grafo para [n]], el fono oclusivo sonoro nasal velar existe. Se lo considera un alófono de /n/ antes de una consonante velar o uvular (y lo es, dado que se encuentran en distribución complementaria y no hacen a la distinción).

  3. Signos ortográficos.

    Los signos ortográficos del plefande son el punto (representado como nuestros dos puntos) y la coma (un punto alto).

  4. Formación de sílabas.

    La sílaba respeta la forma (C)(L)V(C,L), donde V es una vocal cualquiera, C es una consonante no líquida y L es una consonante líquida. Los paréntesis indican grupos opcionales.

    Además, las sílabas (usualmente las finales, raramente el resto) pueden terminar en los siguientes grupos consonánticos: lt, ld, ls, rt, rd, rs, rk, rg, nt, nd, ns, st, mp, mb.

    Para la división en sílabas siempre rige la siguiente regla: la sílaba comienza lo más a la izquierda posible. Por eso, palabras como hlärko se dividen como hlär-ko y no como hlärk-o.

  5. Cantidad de las sílabas.

    Las sílabas se consideran gramaticalmente largas si contienen más de una consonante, y cortas si contienen una. Se considera una consonante la i cuando forma parte de un diptongo creciente (fonema /j/, aproximante palatal).

  6. Acentuación.

    La acentuación es fija: las palabras son esdrújulas cuando tienen más de dos sílabas y las últimas dos son cortas. Las palabras son llanas o graves en el resto de los casos.

    Hay ciertas palabras clíticas que no se acentúan y se unen al grupo prosódico anterior o siguiente (generalmente son enclíticas, es decir, se unen al grupo prosódico anterior). En tal caso, el acento se mantiene en la sílaba original (como si la palabra clítica no existiera).

  7. Restricciones fonológicas.

    En la composición rigen las siguientes restricciones (en el siguiente orden):

    1. Dos vocales consecutivas iguales se hacen una. (V1V1 > V1).

    2. Una u más una vocal se transforma en un diptongo creciente y pasa a escribirse w más la vocal. (uV = /wV/ > wV).

    3. Una i más una vocal se transforma en un diptongo creciente, aunque la ortografía permanece inalterada. (iV = /jV/).

    4. De la unión de consonante más dos líquidas iguales resulta la consonante más la líquida. (CL1L1 > CL1).

    5. De la unión de consonante más l y r resulta la consonante más r. (Clr > Cr; Crl > Cr).

    6. De la unión de consonante más w y otra líquida resulta la consonante más w. (Cwr > Cw; Crw > Cw; Cwl > Cw; Clw > Cw).

    7. Ante dos consonantes distintas, se asimila regresivamente el punto de articulación. (CC > C(punto de articulación asimilado)C).

    Hay otras reglas fonológicas. Unas son los cambios de sonido que, regularmente, transforman las palabras de proto-plefande en las palabras de plefande. Los cambios de sonido son los siguientes:

    1. Las consonantes aspiradas en proto-plefande cambian a las fricativas correspondientes delante de vocal frontal o al final de palabra. Cambian a las oclusivas correspondientes delante de vocal posterior o consonante líquida. (ph/_a, _e, _i, _# > f; ph/_ä, _o, _u > p; th/_a, _e, _i, _# > s; th/_ä, _o, _u > t; bh/_a, _e, _i, _# > v; bh/_ä, _o, _u > b; dh/_a, _e, _i, _# > z; dh/_ä, _o, _u > d).

    2. Una palabra con estructura consonante + vocal + líquida, se transforma en consonante + líquida + vocal. (CVL/#_# > CLV).

    3. Antes de líquida r o l, q cambia a k. (q/_l, _r > k).

    4. La o inicial cambia a wo. (o/#_ > wo)

    5. La e inicial cambia a he antes de consonante no velar. (e/#_!K > he)

  8. Las otras reglas fonológicas son también cambios de sonido motivados por diversas razones. Entre ellos se destacan:
    1. Haplología: se eliminan los sonidos repetidos.

    2. Metátesis: dos sonidos cambian de lugar.

    3. Asimilación: dos sonidos distintos se hacen similares.

    4. Disimilación: dos sonidos similares se hacen distintos.

    5. Epéntesis: se inserta un sonido entre otros (por ejemplo, una vocal entre consonantes que forman un grupo no permitido).

    6. Síncopa: se pierden sonidos medios.

    7. Apócope: se pierden sonidos finales.

    8. Analogía: una palabra se crea o cambia por influencia de otras análogas.

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Morfología flexional

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  1. Palabras declinables.

    En plefande hay cuatro clases de palabras: sustantivos (o nombres), verbos, adverbios y partículas. Las que se pueden declinar son los sustantivos y los verbos. Los adverbios y las partículas son, en su mayor parte, invariables.

    De una raíz se pueden obtener sustantivos, verbos y adverbios. Las partículas son palabras especiales e independientes. Los verbos funcionan también como adjetivos, como después se verá.

    Los sustantivos y los verbos tienen su equivalencia de la manera siguiente: si la raíz es una concepción, el sustantivo equivale a dicho concepto y el verbo corresponde a la acción estática de ser ese concepto. Si la raíz es una acción, el sustantivo equivale al agente de esa acción y el verbo corresponde a dicha acción. Por otro lado, el sustantivo femenino de una raíz de acción es el infinitivo de esa acción.

  2. Infixión nasal.

    En la declinación de todas las palabras ocurre un fenómeno denominado infixión nasal. La regla es la siguiente: se infija una n antes de una oclusiva sonora si esta es el último fonema del radical y sólo si, al declinar la raíz, la n infijada forma parte de la sílaba tónica.

    La n infijada se escribe siempre como n en el alfabeto plefande, pero se pronuncia y se translitera como m antes de b.

  3. Nombres sustantivos.

    Los sustantivos distinguen morfológicamente:

    1. Tres géneros: neutro, femenino y masculino. No se debe confundir el género con el sexo: existen raíces libres, que pueden declinarse en cualquiera de los tres géneros de acuerdo al sexo del ser vivo al que se refieren; y raíces neutras, femeninas y masculinas, en las cuales el sustantivo sólo puede declinarse en el género expresado (el género es arbitrario).

    2. Dos casos: directo y oblicuo. El caso directo (= nominativo + vocativo + acusativo; aunque en realidad corresponde a ergativo + vocativo + absolutivo) se usa para sujetos y objetos de verbos transitivos, para sujetos de verbos intransitivos y en algunas otras oportunidades específicas. El caso oblicuo (= dativo + ablativo + genitivo) se usa en el resto de los casos, usualmente combinado con posposiciones.

    3. Dos clases: determinado e indeterminado. La clase indeterminada es la usada en la mayor parte de los casos. La clase indeterminada se usa sólo cuando se quiere señalar a un individuo cualquiera dentro de un grupo mayor, o como partitivo.

    Las declinaciones son las siguientes:

    DETERMINADO	Caso Directo	Caso Oblicuo
    Neutro	-a	-ä
    Femenino	-(e)	-o
    Masculino	-(i)	-u
    INDETERMINADO	Caso Directo	Caso Oblicuo
    Neutro	-(e)da	-(e)dä
    Femenino	-es	-(e)do
    Masculino	-(e)di	-(e)du
    

    Las desinencias para femenino y masculino de clase determinada en caso directo se omiten en raíces monosilábicas y etimológicamente comenzadas por vocal (es decir, todas las comenzadas por vocal y las comenzadas en he o wo, que provengan de e y o).

    Las (e) de la clase indeterminada son epentéticas, y se omiten si el radical termina en vocal.

    Todos los pronombres son raíces libres que pueden transformarse en sustantivos o verbos. Los pronombres personales no son una clase especial sino sólo sustantivos.

  4. Verbos.

    Los verbos distinguen morfológicamente:

    1. Tres personas: primera (el o los emisores), segunda (el o los receptores) y tercera (cualquier otra persona).

    2. Tres números: el número se marca en los verbos, y señala el número del sustantivo agente. Los números son singular (uno), trial (tres) y plural (dos o más, también tres). El trial sirve para tercetos naturalmente agrupados de a tres, como los tres dioses principales, los tres colores primarios, las tres edades de la vida, etc. Nunca se utiliza para tercetos eventuales (un grupo de objetos que son casualmente tres). En la práctica, el número trial raramente se usa en primera o segunda persona (pero existen y se usan para nombrar, por ejemplo, a los tres miembros principales de un concejo u orden).

    3. Siete modos: infinitivo (verboide de naturaleza nominal, no conjugable), indicativo (afirmación que indica acción o estado reales), condicional (expresa potencialidad o condición), necesitativo (u obligativo; expresa necesidad o deber), desiderativo (o imperativo; expresa deseo u orden), probabilitivo (expresa posibilidad o probabilidad), negativo (expresa negación de la acción). Los siete modos son sufijos que se agregan a la raíz antes de la conjugación.

    4. Dos voces: voz directa y voz inversa. La voz directa es aquella en la cual el sujeto es agente y el objeto paciente, y voz inversa es aquella en la cual el sujeto es paciente y el objeto agente. (Voz recíproca, v. Morfología Derivacional, Voz recíproca, §§66-68); (Voz media, v. Sintaxis, Uso de qu (voz media), §§85-86).

    Las conjugaciones son las siguientes:

    	Singular	Trial	Plural
    1º persona	-ano/-o	-alo	-anto
    2º persona	-as	-als	-ast
    3º persona	-a	-al	-ant
    

    La primera persona singular tiene una forma extendida (-ano) y una forma contracta o reducida (-o). La forma reducida se usa siempre que el pronombre personal de primera persona esté expreso. En caso contrario, se usa la forma extendida.

    Los modos son los siguientes:

    1. Infinitivo: -e. Resulta un sustantivo femenino que corresponde a la acción del verbo.

    2. Condicional: -iv- (de -ibh-).

    3. Necesitativo: -es- (de -eth-).

    4. Desiderativo: -ag-.

    5. Probabilitivo: -os- (de -oth-).

    6. Negativo: -ilk-.

    Las voces se manifiestan mediante los siguientes prefijos:

    1. Voz directa: -.

    2. Voz inversa: me-.

    Dado que los verbos pueden expresar tanto acciones como estados (verbos estáticos y dinámicos), los adjetivos son en realidad verbos estáticos. En lugar del adjetivo "rojo", existe la raíz "rojo", el sustantivo "algo rojo" y el verbo "ser rojo". Debe notarse que todo verbo puede subordinarse a un antecedente, por lo que para decir "un objeto rojo" puede simplemente decirse "un objeto (que es rojo)".

  5. Adverbios.

    Los adverbios son una clase de palabra invariable. Además de cumplir la misma función que en español (modificar a verbos, adjetivos -en plefande, verbos- y a otros adverbios) y por su concisión, tienen algunas funciones muy importantes.

    En primer lugar, los adverbios son los que determinan el tiempo (y algunos aspectos) del verbo:

    1. Tiempo pasado: kela.

    2. Tiempo futuro: hen (de en).

    3. Lejano: last.

    4. Siempre, habitualmente: tul.

    5. Puntual: irk.

    6. Progresivo: nutsi.

    7. Frecuentativo, repetido: qil (de qli).

    Se debe hacer notar que, como las flexiones de tiempo y aspecto en el verbo no se distinguen, el uso de los adverbios es optativo y no obligatorio. El uso del verbo sin adverbios puede indicar tanto tiempo presente, como futuro o pasado; no uno de ellos exclusivamente.

    Otra función de los adverbios es señalar los comparativos y superlativos de los adjetivos. Dentro de una estructura comparativa, los adverbios son los siguientes:

    1. Superlativo -: henga.

    2. Comparativo -: ge.

    3. Comparativo +: nai.

    4. Superlativo +: dan.

  6. Pronombres.

    Los pronombres no son una clase exclusiva, sino sólo raíces que pueden transformarse en sustantivos o verbos. Los pronombres personales son los siguientes:

    1. Primera persona: än-.

    2. Segunda persona: vas-.

    3. Tercera persona: hat-.

    El resto de los pronombres son los siguientes:

    1. Proximativo 1º (este): suq-.

    2. Proximativo 2º (ese): seq-.

    3. Proximativo 3º (aquél): sang-.

    4. Interrogativo: nast-.

    Los pronombres se derivan y declinan. Tras la derivación pero antes de declinarlos, pueden agregarse las siguientes marcas (suelen agregarse a los pronombres pero son aplicables a cualquier sustantivo):

    1. Todos: -äle-.

    2. Ninguno: -ikre-.

    3. Cada: -ozi-.

    4. Alguno: -emp-.

  7. Conjunciones.

    Las conjunciones son partículas invariables utilizadas para nuclear construcciones nominales, coordinar oraciones o nuclear verbos.

    En plefande hay dos clases de conjunciones que funcionan de maneras absolutamente distintas. Las conjunciones entre construcciones nominales y las conjunciones entre oraciones o verbos.

  8. Conjunciones entre construcciones nominales.

    Las conjunciones preceden a todas las construcciones nominales a nuclear (apertura de la conjunción). Después de ellas, se ubican una tras otra todas las construcciones nominales en caso oblicuo (ya sean nombres, nombres modificados u otras conjunciones). Finalmente se ubica el radical neutral l-a (cierre de la conjunción) que se declina en el caso correspondiente.

    Las conjunciones en sí son las siguientes:

    1. Copulativa: eq.

    2. Disyuntiva inclusiva: abä.

    3. Disyuntiva exclusiva: herka.

    4. Adversativa: qup.

    5. Unitiva: huk.

    6. De intersección: egomp.

    La conjunción disyuntiva tiene dos variantes, la inclusiva (uno, o el otro, o ambos) y la exclusiva (uno o el otro, pero no ambos).

    Las conjunciones unitiva y de intersección corresponden a los conceptos matemáticos de unión e intersección de conjuntos.

  9. Conjunciones entre verbos u oraciones.

    Las conjunciones entre verbos u oraciones funcionan, igual que en español, como nexos ubicados en medio de las dos oraciones o construcciones verbales a nuclear. A diferencia que en español, no se hace una enumeración separada por comas o pausas (A, B, C y D) sino que se coloca la conjunción cada vez (A y B y C y D).

    Las conjunciones son las siguientes:

    1. Copulativa: weq.

    2. Disyuntiva inclusiva: wabä.

    3. Disyuntiva exclusiva: werka.

    4. Adversativa: waqup.

    5. Conjunción causal (A causa B): wales.

    6. Conjunción conclusiva (A es causada por B): womb.

    7. Unitiva: wuk.

    8. De intersección: wegomp.

  10. Posposiciones.

    Las posposiciones son partículas que suceden a los nombres sustantivos, estos últimos naturalmente en caso oblicuo. Cumplen la función de marcar todos aquellos casos que no se marcan mediante la flexión (principalmente todos los circunstanciales; locativos, temporales, de instrumento, de compañía, etc.).

    Las posposiciones principales son las siguientes:

    1. Con (coagente): mra.

    2. Con (compañía no agente): tilt.

    3. esde: wa.

    4. Hacia: ser (de thre).

    5. Hasta: tlun.

    6. En (lugar): vi.

    7. En (tiempo): lov.

    8. Arriba de, sobre: hest.

    9. Debajo de, bajo: wod.

    10. Adentro de, dentro: tombi.

    11. Afuera de, fuera: lert.

    12. Lejos de: tensi.

    13. Con (instrumento), mediante, valiéndose de: zuk.

    14. De: uva.

    15. Para: rimä.

    16. Entre: silä.

    La posposición equivalente a "de" (uva) no es el mismo "de" español. En primer lugar, nunca se utiliza para señalar posesión. Sirve para indicar el contenido de un recipiente ("un vaso de agua"); para indicar el modo en que algo ocurre (como en "de pie", o como "a" en "a golpes"); para indicar el asunto o materia ("acerca de", "sobre"); también para indicar oposición o contrariedad (como la española "contra" o la locución "versus").

    La posposición equivalente a "para" (rimä) no es igual a la posposición española "para". Señala al destinatario voluntario de una acción. Equivale a "pro" y a "a favor". También indica el material con el que está hecho un objeto.

    La posposición silä no es en realidad una posposición, sino que abre un grupo de dos construcciones nominales cerrado con el radical neutral l-a en caso oblicuo (como si silä fuese una conjunción).

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Morfología derivacional

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  1. Derivación.

    Los siguientes son los sufijos utilizados para derivar:

  2. Verbo: -.

  3. Verbo complejo: -äsd-.

  4. Acción del verbo: -e (f.).

  5. Acción del verbo (II): -ral-e (f.).

  6. Agente neutral: -a (n.).

  7. Agente femenino: -e (f.).

  8. Agente masculino: -i (m.).

  9. Agente (II): -ar-.

  10. Paciente: -els-.

  11. Lugar: -ird-a (n.).

  12. Instrumento abstracto: -al-a (n.).

  13. Instrumento agente: -al-e (f.).

  14. Instrumento paciente o recipiente: -al-i (m.).

  15. Ente, organismo: -oz-i (m.).

  16. Parte de: -li-a (n.).

  17. Miembro de: -dog-.

  18. Objeto hecho de: -ost-i (m.).

  19. Abstracto: -erk-a (n.).

  20. Diminutivo: -el-.

  21. Aumentativo: -ol-.

  22. Forma infantil: -om-.

  23. Relativo a: -ag-.

  24. Negativo, contrario: ut-.

  25. Adverbio: -olt (adv.).

    La forma infantil se usa en el habla a los niños, o en el habla de estos, como en español se usan los diminutivos.

    Las formas alternativas para acción del verbo (-ral-e) y para agente (-ar-) se usan en casos en los que podría provocarse una confusión entre la forma nominal del verbo (el infinitivo, -e) y la forma agente femenina (-e). Se suele usar la forma alternativa para acción del verbo, en cambio la forma para agente alternativa es desusada. En la fer fanda moderna, se usa siempre la forma alternativa para señalar la acción del verbo.

  26. Voz recíproca.

    El prefijo que marca la voz recíproca es al-.

    La voz recíproca es una voz especial del verbo pero se la considera una derivación, no una flexión, dado que cambia el significado (semántico) del verbo. No cumple la función de una verdadera voz gramatical.

    Semánticamente existen un sujeto y un tema. La voz recíproca mantiene el tema, y transforma al sujeto agente en paciente, o viceversa. Por ejemplo, en el verbo escribir, el sujeto es agente y el tema es "texto, escrito, nota". En la voz recíproca de escribir, se mantendría el tema ("texto, escrito, nota") y el sujeto agente cambiaría a paciente o recipiente. En definitiva, la voz recíproca de escribir sería leer. A su vez, puede usarse la voz inversa de un verbo recíproco.

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Sintaxis

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  1. Frases nominales.

    En las frases nominales, todos los modificadores (oraciones subordinadas y nombres oblicuos) anteceden al núcleo; esta regla es flexible, pero no se la rompe frecuentemente. Las posposiciones suceden al núcleo.

    El orden de los modificadores no es estricto, pero suele seguir el patrón siguiente (primero los más alejados del núcleo, después los más cercanos):

    1. Modificadores que involucran opiniones y sentimientos.

    2. Modificadores cuya veracidad es incierta.

    3. Modificadores cuya veracidad es insegura, pero deducible.

    4. Modificadores conocidos.

    5. Modificadores perceptibles.

    Cuando un nombre es modificado por otro nombre oblicuo (equivaliendo al caso genitivo), el nombre modificado se marca con el sufijo -(h)i (h epentética).

  2. Construcciones verbales.

    Las construcciones verbales constan de un verbo, o más verbos coordinados por conjunciones. Cada uno de ellos (o el grupo de verbos) puede tener indefinida cantidad de adverbios, que los preceden.

  3. Oraciones.

    El orden de los compuestos en las oraciones es fijo pero puede romperse, y se lo hace con frecuencia. El orden es objeto directo, objeto indirecto, complementos circunstanciales, verbo, sujeto. Donde los objetos, complementos y el sujeto son construcciones nominales, y el verbo es una construcción verbal.

    Las siguientes son las libertades que pueden tomarse en la construcción de oraciones (el orden de los compuestos no se considera roto en los siguientes casos), siempre que se conserve el sentido que el emisor pretende dar a conocer:

    1. Los adverbios pueden desplazarse al principio o bien al final de la oración, dada su concisión.

    2. Cualquier construcción oblicua regida por posposición (complementos circunstanciales) puede desplazarse al principio o bien al final de la oración, dada la posposición que no deja lugar a dudas en cuanto a su función.

    3. Todos los compuestos previos al verbo pueden cambiar su orden, siendo el más natural el ya mencionado. Esto puede hacerse dadas las marcas casuales directa y oblicua, y las posposiciones.

    4. El orden de los modificadores puede alterarse, ya sea de modificadores nominales oblicuos, verbales subordinados o adverbiales.

    5. Por supuesto, el orden de oraciones coordinadas no tiene reglas estrictas y debe determinarlo el emisor. También es irrelevante el orden de construcciones nominales nucleadas por conjunciones.

    El plefande sigue un orden de palabras particular porque sus casos sintácticos no corresponden al nominativo y el acusativo sino al ergativo y el absolutivo (es decir que el sujeto de un verbo intransitivo ocupa el lugar del objeto de un verbo transitivo). Los siguientes, son los posibles casos de oraciones, y las particularidades de cada una:

    1. Frase nominal independiente u oración unimembre (sin verbo): el núcleo se declina en caso directo.

    2. Oración con verbo transitivo: el sujeto y el objeto se declinan en caso directo; el objeto indirecto y los circunstanciales en caso oblicuo. Se sigue el orden objeto directo, objeto indirecto, complementos circunstanciales, verbo, sujeto.

    3. Oración con verbo intransitivo: hay dos posibilidades para este caso: o bien el sujeto se declina en caso directo y se sigue el orden sujeto, objeto indirecto, complementos circunstanciales, verbo; o bien el sujeto se declina en caso directo y se sigue el orden objeto indirecto, complementos circunstanciales, verbo, sujeto y se conjuga al verbo en voz inversa.

  4. Interrogaciones.

    Hay dos clases de interrogaciones en plefande:

    1. Aquellas en las cuales se señala un foco y la respuesta debe ser sí/no.

    2. Aquellas en las cuales hay un compuesto desconocido y la respuesta debe ser ese compuesto.

    La partícula enclítica na es la utilizada para marcar un foco interrogativo, sucediéndolo. El foco puede ser cualquier parte de la oración (una de las construcciones nominales, una de las construcciones verbales, un adverbio o incluso una partícula). En español esta clase de preguntas existe pero el foco se marca sólo a partir de la entonación. La respuesta debe ser sí (ez) o no (bär).

    El pronombre nast-, adecuadamente derivado y declinado, es la palabra que reemplaza al compuesto desconocido. Equivale a todos los pronombres interrogativos (qué, quién, cuál, cuándo, dónde, etc.), dependiendo de la posición que ocupe y de cómo esté derivado. La respuesta a esta clase de preguntas debe ser o bien el compuesto aislado, o bien la oración completa con el compuesto reemplazado en el lugar correspondiente.

  5. Cópula genitiva.

    La cópula genitiva es una raíz libre f- enclítica. Sucede a una construcción nominal y le da el sentido de "ser de" ella. Funciona como un caso genitivo pero tiene algunas ventajas: dado que transforma a la construcción nominal posesora en un verbo, puede modificarse mediante adverbios. Además pueden formarse nombres gentilicios mediante la posterior nominalización del radical.

  6. Partícula da.

    La partícula enclítica da se usa en los siguientes casos:

    1. Entre la oración subordinada y el antecedente modificado. Da funciona como el "que" español, y como todo el resto de los pronombres subordinantes (donde, quien, etc.).

    2. En reemplazo del sujeto tácito, a menos que el sujeto sea la primera persona y el verbo esté conjugado en su forma extendida.

    3. Entre un nombre modificador oblicuo y un nombre modificado, ante posesiones alienables. Hay dos tipos de posesiones: alienables e inalienables. Cuando un nombre oblicuo modifica a otro nombre (al que se le anexa el sufijo (h)i) indicando posesión, y la calidad de la posesión es inalienable (por ejemplo, el nombre, el alma o la reputación de uno), los nombres se yuxtaponen sin más. Si la calidad de la posesión es alienable (la espada, el diente o la casa de uno) los nombres se yuxtaponen coordinados por la partícula da. La calidad de la posesión no es estricta (el mismo objeto o concepto poseído podría tratarse como alienable o inalienable dependiendo de la situación o la opinión del hablante).

    Si en una oración subordinada hay un sujeto tácito, la partícula da se repetirá dos veces.

  7. Uso de o y e.

    Las partículas o y e son denominadas partículas de definición y llamada. "O" puede ocupar el lugar de cualquier construcción (nominal, verbal, adverbial o de partícula; aunque la más común es la primera) y aunque cumple sintáctica y morfológicamente su papel, está vacía de contenido. El contenido se da, precisamente, a través de la partícula e. En cualquier situación, el hablante puede hacer preceder "e" a una construcción y más tarde hacer referencia a ella mediante la partícula "o". También puede hacer lo contrario: hacer referencia a una construcción desconocida y, recién entonces, definirla mediante la partícula "e".

    En plefande, las partículas o y e funcionan como variables donde se almacenan contenidos a los que luego se llama. Pero dado que el hablante puede necesitar de más de una variable, se determinan nombres para ellas. Esto se hace simplemente usando a "o" y a "e" como prefijos de los nombres que posteriormente usarán. Si se quiere, se puede usar dicho resultado como raíz libre, añadiéndole el sufijo -n-.

    O y e se usan para las siguientes situaciones:

    1. O y e tienen una función fundamental que es la de reemplazar a las construcciones análogas a las del verbo "haber" y el verbo "tener" (puesto que estos no existen). Para el primero, se utiliza el verbo "ar-" (ser, estar, existir) y el sujeto (que debe estar antes del verbo, puesto que este es intransitivo) se desplaza al final valiéndose de o y e. Para el segundo se usa una construcción en la que un nombre oblicuo modifica a otro directo (al que se le anexa el sufijo (h)i), y el primero se desplaza al final valiéndose de o y e.

    2. O y e pueden usarse para desplazar un compuesto de la oración a un lugar que rompería su orden natural sin hacerlo.

    3. O y e son útiles para la poesía y los juegos de palabras, donde un concepto se mantiene incógnito hasta el final provocando sorpresa, o donde en la misma estructura se cambian los valores de los conceptos provocando distintos efectos.

    4. O y e son útiles en los textos legales y científicos donde se definen conceptos complejos a largo plazo.

  8. Uso de qu (voz media).

    Aunque a veces se clasifica a "qu" de adverbio (cosa no del todo incorrecta), es en realidad una partícula proclítica que señala la voz media.

    La voz media es una voz del verbo que se usa en los siguientes casos:

    1. Para formar construcciones reflexivas en las que el agente es el mismo que el paciente ("él se peina") o en las que el agente realiza la acción en interés propio ("lo hice [por mí]").

    2. Para fenómenos meteorológicos sin agente ni paciente ("llueve", "truena").

    3. Como marca semántica, para aquellos verbos en los que el agente es inanimado ("la tierra se mueve", "el nudo se desata").

    4. Como marca aspectual, para verbos en los que el agente es involuntario o está obligado.

  9. Condiciones.

    Las condiciones se componen de la reunión de la prótasis (oración condicional) y la apódosis (oración principal).

    La conjunción condicional es bi (si), que antecede a la prótasis, y las dos proposiciones pueden coordinarse mediante la conjunción causal wales. Hay cinco tipos de condiciones: universal, real, eventual, potencial e irreal.

    Las estructuras para las condiciones son las siguientes:

    TIPO DE CONDICIÓN	Prótasis	        Apódosis
    Universal	    Bi + condicional	        Indicativo
    Real      	    Bi + indicativo	        Indicativo
    Eventual	    Bi + condicional	        Indicativo futuro
    Potencial	    Bi + indicativo pasado	Condicional
    Irreal	            Bi + indicativo	        Condicional
    

    Las condiciones universales son aquellas en las que la apódosis se cumple cada una de las veces en que la prótasis es verdadera.

  10. Estructuras comparativas.

    La estructura comparativa básica es aquélla en la que se comparan dos construcciones nominales mediante una construcción verbal ("A es tan característica como B") donde "ser característica" es un verbo. A se coloca en caso directo precediendo al verbo, y B se coloca en caso oblicuo sucediendo al verbo.

    El verbo de la estructura comparativa puede ser modificado por comparativos y superlativos, para resultar "A es menos característica que B", "A es más característica que B", "A es la menos característica [de entre todos los B]" y "A es la más característica [de entre todos los B]".

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