Se cree que es el primero de los poemas autorreferenciales de Bí Á.
Alude al mito de la caída de Elavcado, o de cómo Alebrijentz se liberó del tributo que debía rendir al payaso Pichito, gracias a la intervención de Ñoqui.
Bü Zi, el de rápidas pantuflas [1], teme
del que a un tiempo feliz está y solloza
el envidioso proceder [2]. Lluviosa,
conmueve la poetisa los trirremes
sin evitar que en Fátima ancle el hijo [3]. De su madre las crenchas replicando [4] lo socorren del ?mundo semiblando? [5], respondiendo insolubles acertijos.
Ñoñoqui el tartamudo, al bizco histrión le hacer ver duplicada la viruela: herido el nauratrampo, herido el clon,
muerta la copia, muerta la espejuela [6]. Devienen las banderas de algodón en amarillas de ``despacio escuela'' [7].[2] Probablemente hace referencia a los celos de Pichito, que estuvo enamorado de Bí Á en su juventud. Los celos de Pichito lo llevaron a imponer un tributo a los alebrijentzes. Ordenaba que todos los años se enviaran quince jóvenes castos a la frontera entre Edacval y Elavcado (la réplica de Edacval); los utilizaba para estudiar en su laboratorio las características genéticas de las réplicas y poder crear así un ejército de Ayunadores (réplicas de sí mismo).
[3] La poetisa es, claramente, la misma Bí Á. Cuando su hijo tartamudo Ñoqui viaja a Elavcado, Bí Á intenta evitar que llegue a destino ejerciendo su poderío sobre las tormentas. Con Fátima se refiere a Fátima Thule, el nombre de Elavcado en pluplanqués.[4] Juego con la ambigüedad del lenguaje: réplica se refiere a que el Ñoqui sale a la madre (tiene el mismo cabello), pero también se utiliza en el sentido de respuesta. Por otra parte, Ñoqui viaja a Elavcado, que es precisamente el mundo de las réplicas.
[5] La edición de Luxergrib lo ubica entre cruces. Con mundo semiblando se refiere a Elavcado. El mito cuenta que Ñoqui ata una punta de su cabello en la entrada de Elavcado, para poder saber el camino de regreso a Alebrijentz.[6] Nauratrampos y espejuelas, seres mitológicos que, se dice, son réplicas de sí mismos. Pichito ve doble el esfuerzo de Ñoqui: cada nauratrampo que muere a manos del Ñoqui, representa también la muerte de la réplica de aquél.
[7] Alusión a la banderita blanca, emblema de la Otra mitad de Ernestino y, por extensión, de las réplicas y Elavcado. Stragagmesani observa que la transformación de la banderita blanca en algo cotidiano y urbano como una señal vial es un símbolo de la degradación de los ideales repliquistas e idealistas, favoreciendo el materialismo.
Tomado de Á, Bí; Obras Incompletas; Ed. Espurma, Casi Ningún Lugar, 1898.