Røtschild

También Rotschell.

Cualquiera habría apostado que ese volumen anónimo, de mil quinientas páginas, escritas alternadamente en verso y prosa y pululadas de oscuras referencias, denso y aburrido, que se publicó el sexto año de la Era del Sol Pelado sería umfracaso, y que los ermitelios que lo conformaban terminarían en los menos aromáticos rincones del edificio de Ediciones Pichito.

Sin embargo, el libro, que se editó con el nombre de Las Dos Vías, pronto se convirió en la obra más leída de un punto al otro del Nono Continente. Los estudiantes de las universidades casiningunlugarzas lo comentaban en los pasillos. Las damas de alta clase discutían sobre los oscuros temas tocados por el libro mientras remojaban en cariabones soñolentos sus galletitas de fanichóresa.

El libro logró convmover la sociedad pluplanquesa de su época. Algunos se horrorizaban ante los cuestionamientos planteados en la obra, que tanto distaban de sus ideales morales y de sus preocupaciones cotidianas; otros admiraban la genialidad de su escritor.

Pero, ¿quién era? ¿Qué mano impulsaba la pluma detrás de Las Dos Vías?

La verdadera identidad del escritor, que había sido cautelosamente mantenida en secreto, pasó también a ser el tema candente en todos los cuadrados sociales de Edacval.

Había muchos intelectuales en Edacval, pero pocos con la destreza suficiente para mezclar con tanta armonía arte y razón. Había sido publicado de modo anónimo, y los edacvalinos más audaces aventuraron que sólo podía tratarse de Bí Á (Las dos Bí Ás), o acaso del joven Elemento Cachavsky.
Nadie estaba dispuesto a admitir la composición de semejante obra, por temor a sufrir a manos del Payaso el mismo destino que la Palmera, o a que prendieran consigo un fueguito con fósforos de Tancora Sol de mociembre.
Pero todo el mundo sabe que en umplaneta tan chico los secretos no pueden durar mucho, y finalmente se supo que el autor de Las Dos Vías era el Barón Røtschild.
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