Los fregulitanos, que en la Era del Sol Pelado peregrinaron, llevando desde Alebrijentz el pastoísmo, a la región de Una Cabeza de Vaca, perseguían a lo largo de toda su vida un fin: el de hallar a sus respectivas réplicas. Perseguían, además, ardillas y palomas, a las que arrojaban piedrazos. Por el lado racionalista, las nunca escasas explicaciones psicofrutistas de la aficionada Tenentenententerenana ven en esto un indicio de haber dado los fregulitanos con una concepción dual de sus propias existencias. Refraseándola, una parte de cada edacvalino se corresponde con las fuerzas de la moral, la ley, el orden, el control, la primacía de la comunidad, el deseo de conservación, el uso de la razón, el amor a Pichito y el gusto por los bizcochitos de Fanichóresa. Pero otra parte, dice, se corresponde con la amoralidad, el caos, la acción de las fuerzas de la naturaleza, los principios de la vida y la muerte, la tendencia al cambio, la influencia de las emociones y los sentimientos intensos, el odio al Payaso y la alergia a los bizcochitos.
Tenentenententerenana interpreta que la relación entre un edacvalino y su réplica se refiere realmente a cada una de dichas dos manifestaciones de su personalidad. La búsqueda de la réplica de uno mismo invitaría en ese caso a embarcarse en los senderos espirituales del pastoísmo. Y en el ritual de comerse los bizcochitos.
Franz Elemento Cachavsky formuló la conocida pregunta de si la réplica de una réplica de una cosa es esa misma cosa. Durante el decimosexto encuentro de pastopsicofrutistas, el padre Feliciano Mancuso utilizó esta pregunta para descalificar las afirmaciones de Tenentenententerenana. Ella respondió incisivamente (lo mordió).
Desde luego, los ayuyistas como Stragagmesani opinan que la noción de réplica constituye tan solo una alegoría y que las réplicas no existen como tales en la realidad.
Los crédulos replican que sin embargo hay al menos dos réplicas de existencia visible: la Otra mitad de Ernestino y Ayunador. Stragagmesani afirma que son casos aislados, y probablemente explicables con teorías mucho más sensatas que las de las réplicas. Sostiene, por ejemplo, que Ayunador no es más que un actor contratado por Pichito para convencer a las masas de la existencia de las réplicas, y que la Otra mitad es sencillamente un mellizo de Ernestino que suele llevar una banderita blanca.
Los más astutos le dicen a Stragagmesani que en la realidad él tampoco existe, porque es un personaje de la enciclopedia. Él se reserva el derecho a responder.