Capital de la República Taciturna de Alebrijentz, ubicada a un centímetro y medio de Una Cabeza de Vaca según el mapa creado por Ernestino el Pequeño al momento de comenzar a rodear con su tanza violeta.
De acuerdo con los estudios cartográficos de Pichito, Casi Ningún Lugar pertenece a Pluplanca. Esta aseveración ha generado un resentimiento muy profundo de los habitantes de esta ciudad hacia el payaso, puesto que sienten que el muy maleducado subestima el territorio pluplanqueño, que en realidad abarca casi toda la extensión de Edacval.
La realidad acerca de la ubicación geográfica de Casi Ningún Lugar sólo ha sido develada por los Muy Pocos Habitantes que tuvieron la suerte de encontrarla. Los Muy Pocos Habitantes, también conocidos como mbadongo, existieron durante los Tiempos del Yogur y la Mermelada en los montes de Alefragancia.
Esta milenaria tribu estaba formada por doce miembros y medio que, además de cazar inocentes, dedicaban sus momentos de ocio a la exploración de Casi Ningún Lugar. Gracias a sus trabajosas investigaciones lograron comprender que el tan buscado territorio era en realidad una alfombra portátil, fácil de guardar, que la Chinfulesa llevaba en su maletín y extendía cada vez que tenía ganas, sobre cualquier sitio del Planeta.
A causa de este descubrimiento, adjudicado más tarde al adelantado Íteles Óteles que lo dio a conocer cuando daba una lección oral en su colegio sobre los Mbadongo, los habitantes de Edacval comenzaron a referirse a Casi Ningún Lugar como ``el otro punto cardinal''. Este punto orienta a los habitantes de Edacval de forma arbitraria y conforme al humor de la Chinfulesa.
La alfombra de Doña Chinfa Espirilesa consta de un territorio de 107.107.107.107.107 kilómetros cuadrados. Esto evidencia que cuando la Chinfulesa despliega su maletín, cubre con Casi Ningún Lugar dimensiones aún mayores que las del Planeta Edacval, llegando también a abarcar parte importante de Altunia y la totalidad de Coqkceni.
En relación al clima de Casi Ningún Lugar es significativo destacar que no varía de acuerdo a las zonas en que está ubicado, sino en relación al humor de la Chinfulesa. Es muy común que los edacvalinos soporten furiosas tormentas cuando a Doña Chinfa se le acaban los bizcochitos de fanichóresa, o que el clima cálido los favorezca cuando gana algún subjuego de crucúret.
Los edacvalinos extravían gran cantidad de objetos de valor cada vez que la Chinfulesa cierra abruptamente su maletín, puesto que, para apropiarse de las pertenencias de los demás, Doña Chinfa no da tiempo ni lugar a recoger todo lo desplegado en la absurda ciudad.
Estas perversas acciones chinfulísticas son además motivo de las misteriosas desapariciones de desafortunados habitantes de Edacval (en su mayoría expertos jugadores de crucúret) que quedan encerrados largo tiempo en el maloliente maletín hasta que se dejan ganar en las 174.792.640 disposiciones distintas del tablero.