Banco Edacvál
Empresa vil, entidad interedacvál de usureros asociados para
la cooperación monetaria, financiera, general y
properispómera, nacida en los albores de los
Tiempos del Yogur y la Mermelada
-cuando el yogur era aún leche y la
mermelada sólo frambuesas frescas-, organización de tahúres
y timadores por excelencia, el Banco Edacvál fue planteado
por trece miembros fundadores, cuyos nombres han caído por
fortuna en desuso, quienes contando con suficiente
experiencia en el área, concluyeron que existía una manera
óptima de administrar los recursos del planeta y, en un
arranque de inspiración, que parecía provenir de la pálida
Altunia, que fluía húmedamente a borbotones, dispusieron por
voluntad conjunta la naturaleza de dicha solución,
disposición de tal impacto -y esto tanto en un sentido
quasi-teológico como en en uno exclusiva y puramente
pragmático, y en otro de carácter algo más, si se quiere,
nihilista- que el de otro modo todopoderoso Payaso Pichito
se vería afectado hasta las manos y hasta los menos
imaginables extremos (baste mencionar que Franz Elemento Cachavsky
postula la oculta pero inherente impotencia del payaso, y su
subordinación incodicional a las resoluciones del Banco), y
que provocaría, incluso en planos al parecer -a priori- no
correlacionados de la realidad nonocontinental (las
precipitaciones en Casi Ningún Lugar, la fabricación de
tenedores de metales ultrarresistentes para comer los
bizcochitos de fanichóresa más quemaditos, las flatulencias
de proporciones astronómicas expelidas por la Chinfulesa,
la producción (como cualquier otra actividad industrial,
regulada por el estatuto del Banco) de mentolina, o, por
presentar un ejemplo concreto, la presencia de ciertas
oraciones de extremada longitud en las publicaciones
periódicas ermitelistas), tremendas convulsiones, sólo
superadas por las que más tarde habría de ocasionar el
advenimiento imprevisto del ernestinismo (durante el período
de abolición de las leyes fundamentales alebrijezas, y la
sustitución de éstas por un simple ermitelio en blanco) y
por la destrucción del Banco Edacvál, ocasión que tuvo lugar
varias décadas después de su fundación, cuando Pichito
consiguió patentar su fórmula para la inmortalidad y,
comprando la firma de la asociación a sus trece miembros
-develando su fórmula secreta en parte de pago- estipuló que
lo más adecuado y sensato habría de ser la cesación de sus
actividades (las del Banco), que tanto habían perturbado su
desenfrenada juventud payasa.