Poesías

ODA AL MEJOR PAPEL

Yo soy el mejor papel
para todo fui creado,
estoy siempre en cada hotel
y hogar de qué no empleado.

Quizás este encabezado
les haga pensar: "dinero",
pero no soy anticuado:
el mejor del mundo entero!

Suaves salsas me acarician
tras el fin del dolor,
esto ya no me desquicia
aunque me llene de olor.

Soy áspero o sino suave
y a mi me llaman el ave,
porque siempre entro en el nido
de matices coloridos.

Hago una coreografía
y al son de música vuelo,
y la extraña geografía
de los aromas que huelo.

Danzo, corro o camino,
al compás de mi destino
hasta la vida me riñe.

Es triste si, mi destino
de ayudar al intestino
cuando la gente se estriñe.

A veces si están muy flojos,
del todo yo me remojo
cuando mi cuerpo chorrea.

Hasta a veces salgo rojo,
si sangra el único ojo
y sale con la diarrea.

Cuánto yo me desmayé!
(yo no soy papel maché),
a la gente destapé
(yo no soy papel crepé).

Limpiar nunca fue mi afán
(tampoco soy celofán),
muy malos ratos pasé
(porque yo no soy glacé).

A veces quedo con pecas
(yo no soy papel manteca),
de tantas manchas quitar
(no soy papel de calcar).

Pese a todo, sin embargo
soy el de más alto cargo,
yo soy el más importante.

Soy el que salvo al humano
porque limpio tantos anos,
hasta los despampanantes.

Los de la gente famosa
los de la desconocida,
desde la más generosa
hasta los de homicidas.

Y no entra en estos versos
los nombres de tanta gente,
la de todo el universo
civiles y presidentes.

Ni siquiera entra en mi mente
la cantidad de ocasiones,
que con peligro inminente
salvamos tantos calzones.

Adivinen ya mi nombre
no se maten con arsénico,
pues es palabra de hombre
yo soy el papel higiénico.


ESTATUAS (de una paloma)

Las estatuas yo las amo,
especialmente a las flacas.
Cuando estoy muy apurada
les dejo un ramo de caca.

Las estatuas quedan blancas
después de mi tratamiento,
y aunque esto a mi me tranca,
tomo laxantes y miento.

Aunque amo a las estatuas
y exactamente esto hago,
cuando se vienen las pascuas
de arriba a abajo las cago.


EL CIERVO (de una lechuza)

En una horrible medianoche, en la que estaba cansada
comiendo viejas lombrices
oí unas voces taradas,
"Deben ser de mis narices".
Oí algo como un pedo
y dije: "me importa un bledo".

Oí a mi puerta tocar
y a unas voces llamar
"deben ser mis invitados,
los pobres son tan tarados".
"En mi asiento yo me quedo",
y dije: "me importa un bledo".

Vi después una figura
bien negra, sin luz, oscura.
Pensé que era el limpiador
del vidrio, por el olor.
Cerré y me lastimé un dedo,
y dije: "me importa un bledo".

Miré entonces el retrato
de mi antiguo novio "el Ñato",
y aunque ahora estaba muerto
recordé también a "el Tuerto".
"Lo mataron en Toledo"
y dije: "me importa un bledo".

Rompió ella entonces el vidrio
y mi alfombra color lirio,
tiró un poco de mi yerba
era una pequeña cierva!
Le pregunté el nombre, al pedo!
y aunque no me respondió, a mi no me importó un bledo.

Empujé al pobre animal,
mi actitud estaba mal.
Se quedó en mi casa en paz
y no se fue nunca más.
Al principio me dio miedo,
ahora, me importa un bledo.

Carolina Barenbaum, Claudio Barenbaum, Pablo Barenbaum

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