Nuestras Creaciones Literarias

Acá hay cuatro de nuestras más importantes creaciones literarias...

De Iris Mattiacci: "Estando Aquél Marqués en la Ventana"

Esta poesía fue escrita jugando a escribir un relato con determinadas palabras que nos dábamos:

Estando aquél marqués en la ventana
mirando hacia el océano aquél día
un dulce aroma le invadió su alma,
su alma solitaria que sufría.

Un dolor callejero quiso entrarle
en su pecho cargado de poesía,
y cual ruleta que girando pasa
así su vida triste transcurría.

Tomó con mano diestra su armamento
miró hacia afuera ya muy abatido
y como aquél que ya no soportara
el peso de su vida sin sentido,
tomó el arma que tanto lo aguardaba
y aquél marqués quedose así dormido.



De Claudio Barenbaum: Palíndromos

Los palíndromos son una bella forma de expresión, consistente en la formación de una frase que pueda leerse al derecho y al revés y que se lea textualmente igual (sin tener en cuenta los espacios).

Un famoso ejemplo: DABALE ARROZ A LA ZORRA EL ABAD léanlo al revés y verán...

La lista de palíndromos creados por Claudio Barenbaum:

No mi lomo carajo, me mojará como limón.
No mil no carajo me mojará con limón.
Abre ya la yerba.
Acaso vi los olivos acá.
Acata o la bruta turba lo ataca.
Si eres o nos enojas sajones o no sereis.
Sereis sajones o no nos enojas si eres.
Ají traga la lagartija.
Ajos y soja.
O! trágalo lagarto.
Nada usa a su adán.
Ade! tarot al adivino reconocer o ni vida la torá te da.
¿Son robos solo los sobornos?
Asirnos a la sonrisa.
A la gorda drogala.
Se lavan avales.
Se lavan navales.
Ana me la arrima la mirra alemana.
Ana lima eso no se amilana.
Sobar rabos.
O! mi carne en racimo.
Amarre Dale me la derrama.
Súbese a ese bus.
Suez o Zeus.
No loco, Colón!
Parte la lámina anima la letra P.
Nito besabase botín.
Alli besábase Billa.
Alli ves a base villa.
Rey a la Meca hoy o hace mal ayer.
Serian aires.
Darte la letra D.
Se trae artes.
La moda cama ha hamacado mal.
Roba la dama amada labor.
Animal! atrapálos, y Sol! apartá la mina.
Animal a la tropa aporta la lámina.
Opácalo o lo capo.
Apoca la copa
Sapos o los opas.
Acira posa la sopa rica.
Anís sin A.
Aroma a mora.
Roto mi motor.
Naves se van.
Atala la lata.
A la Roma sácala y a la casa mórala.
A la crema sácala y a la casa mércala.
Ana se conoce sana.
Redecorar o ceder.
Al reparto otra perla.
Seon adobalo salalas o la boda no es.
Les es lavado o da valses el.
O dadlos soldado.
Allá de más es esa medalla.
...yo di cal para Plácido y...
Yo soy.
Anula la luna.
Al azar rázala.
Sam sálalas mas.
Yo hónrote rayo ya retorno hoy.
Nazi liga ese trapo parte se agilizan.
Liga nazi izan agil.
La patada tapala.
Es nazi laicos, ojo socializanse.
Asila ese pese a Lisa.
Oveja rasara Sarajevo.
Noel la riñe con la mala cara, cala mal no ceñir al león.
A la mara cara mala.
Se lima oro a miles.
Ella te da detalle.
Sella te da detalles.
Odiole el oído.
A la margen negra mala.
A jugar aguja.
Raza trocada Cortazar. [homenaje a un genio de los palíndromos]
Ajala a la alaja.
Ojala reconocer al ajo.
Esa fase.
El reloj olerle.
Añora la roña.
Asi veremos o me revisa.
Yo hago yoga hoy.
León ayer acusado no da su carey a Noel.
Adivino la tarot, ora tal o ni vida.
¿O el Cairo fue euforia Cleo?
Narigón, no giran.
Arenar gran era.
A glande rapa, la pared nalga.
Adán o gónada.
Socia, somos mosaicos.
Originóse Adán o gónada, eso ni giró.
Sale oro noble y el bono roelas.
Se da monedas a casa de nómades.
A la torre derrótala.
Aire dan a panadería.
Navidad a diván.
Yo de todo te doy.
Seguro ruges.
Elba topara, hará potable.
Solo Dios o idolos.
Ame todo tema.
Sainete tenías.
Sanará ranas.
Zulema, dame luz.
Rolo: Ana mea, emana olor.
Arriba la birra.
Aruba labura.
Adivina ni vida.
A junar granuja.
Arena lanuda la duna lanera.
¿Saluda él o le adulas?
Aire si mala a la miseria.
Allí lo cala y a la colilla.
Allí cromátide edita morcilla.
Naso personal llanos reposan.
Aire tras arteria.
Otro módulo boludo morto.

En Inglés:

Devil flows as wolf lived.
Knits stink.
He wonders: it is red now eh?
Raw war.
Draw it, I ward.
God as a dog.



De Pablo Barenbaum: "Presentimientos"

Ya todos lo sabían. El fin del mundo que el astrólogo había predicho estaba cerca y nada podría impedirlo. Pese a los denotados esfuerzos de las organizaciones internacionales por evacuar la Tierra, nada había podido ser concretado. Ninguno de los proyectos era práctico. Y ahí estaban todos ellos a sólo un mes del esperado día. La multitud desesperanzada vivía lo que serían sus últimas horas, sus minutos finales, a una velocidad extrema. Solo él, Peter McNamara tenía una actitud diferente.
McNamara tenía 32 años, era un hombre bien formado, de estatura media. Había estudiado historia, pero era también un buen escritor.
No sabía por qué, pero McNamara se mantenía impasible ante la idea del fin mismo, creía que eran sólo trivialidades. Quería dedicar su tiempo a escribir y por ello estaba escribiendo una novela que, pensaba, sería la mejor. Para desarrollar su actividad en paz, había ya hacía dos años decidido mudarse a un pequeño pueblo que recorría con frecuencia.
En su estadía, había conocido a dos tipos, llamados Sanders y Fenderson. El primero era un escritor de una edad similar a la suya, que parecía tener fascinación por la magia. McNamara había leído algunos de sus cuentos y eran realmente buen material. El otro, Fenderson, era un anciano que parecía loco, pero McNamara no estaba del todo convencido de ello. Fenderson era ciego. McNamara le había preguntado en diversas ocasiones la causa de su ceguera, pero en todas había intentado evadirla y lo había logrado.
Cuando supieron que el fin del mundo era inminente, ya hacía cinco meses, Sanders había buscado desesperanzado refugio en los libros. Recorría la biblioteca día y noche en busca de algo que le diera esperanza. Fenderson, por su parte, había mantenido la calma y era quizá su calma la que mantenía a McNamara en paz.
Pero hacía ya tiempo que ya no los veía. Seguía escribiendo su novela que ya estaba bastante avanzada. Una tarde, mientras contemplaba una antigua construcción de la ciudad, una conocida voz lo sorprendió desde atrás.

-Hola -dijo Sanders, cuya voz se notaba alterada.
Su alteración sorprendió a McNamara.
-¿Qué pasó?
-Encontré algo que te va a interesar -añadió, y con un ademán le indicó que lo siguiera.
McNamara lo siguió y Sanders ingresó a la biblioteca. A continuación extrajo un volumen encuadernado en cuero.
-Acá está la verdad -dijo.
-¿Qué verdad?, ¿de qué me estás hablando?
-Acá está toda la verdad -reafirmó.
Ambos se retiraron con el volumen.
-Leélo -concluyó Sanders entregándole el libro; fue su despedida.
McNamara hojeó el libro mientras volvía a su departamento.

El libro era extraño. Pensó que podía tratarse de un relato de ciencia ficción, pero resultó estar escrito como una investigación seria. Sus página contenían en detalle la descripción de la historia de un continente de la Tierra que se había hundido hacía decenas de miles de años. Según el escritor era un continente "perfecto en todos su sentidos". Daba luego detalle de cada una de las civilizaciones que habían habitado allí, acompañado de mapas y dibujos explicativos, la lista de los reyes de cada pueblo y el relato de cómo había la gente huído.
McNamara no se hubiera interesado tanto si el libro no hubiera estado tan bien escrito y más que nada, si no hubiera tratado acerca del fin de un mundo como el de ellos en ese momento.
Tras el relato del fin del mundo, (y lo que probablemente había llamado la atención de Sanders) se encontraba en la descripción de la magia: dioses, amuletos, conjuros y pócimas del continente perdido. Finalmente, y como cierre dorado, había unas palabras que se suponía harían resurgir al continente. McNamara se preguntó por qué nadie lo había hecho hasta el momento, y encontró la solución allí mismo, escrita: "La antigua raza es una raza impredecible y todo elq ue la despierte será responsable de sus actos. El poder es muy alto, interminables condenas sufrirá el que juege con él." Cuando McNamara hubo terminado de leer el libro, ya habían pasado muchas horas y la noche estaba muy entrada. Se durmió.
Soñó que luchaba contra dragones y gigantes que lo superaban en fuerza y número. No recordó el sueño al despertar.
En la mañana sus ideas eran más claras y analizó el libro de otro modo. Ya no le parecía tan verosimil, pese a que la historia era mejor fundamentada con sus explicaciones. Ahora veía al libro como una crítica social, como "Utopía" de Tomás Moro o "La Atlántida" de Platón, que de hecho se parecía al continente que el libro describía.
Esa tarde prefirió olvidar el texto y caminar. En el camino encontró al viejo y se saludaron. Fenderson mencionó algo acerca del fin del mundo y del ajedrez. Decía que el mundo es como un tablero de ajedrez y sus habitantes son como la piezas menores, que estaban defendiendo mal al rey, permitiendo que le hicieran Jaque Mate. A McNamara le pareció una idea poco lógica, pero conocía al viejo y sabía que acostumbraba a decir cosas de ese estilo. Pero entonces Fenderson dijo que el ajedrez era el reflejo del continente perdido, "Torim". Entonces McNamara le contó lo que había leído. Asombrosamente, Fenderson conocía el libro, lo había leído en su juventud, y no sólo eso, sino que había leído muchos otros textos similares. No tenía dudas de la existencia de la tierra hundida, pero había intentado demostrar su existencia y lo habían tomado por loco.
McNamara le dijo que no creía que fuese un loco. Fenderson le agradeció, pero incluso el mismo parecía creer estar loco. Tras haber estudiado los textos, había intentado hacer resurgir el continente perdido con la frase del libro pero había fracasado. La ceguera y el perpetuo pesar inferior fueron su castigo. Ambos continuaron dialogando durante largo rato. Al atardecer, McNamara se despidió del anciano pero quedaron en verse al día siguiente. No sólo entonces, sino durante toda la semana, Fenderson le enseñó sus conocimientos. McNamara sabía que el fin del mundo estaba a sólo dos días, y que sólo había una solución, la que él y sólo él podría desarrollar.
Se despertó descansado, tras haberlo pensado. McNamara supo que sería el momento. Quería pronunciar la frase para que la extinta raza despertase, que podría ayudarlos a salvar el mundo. Se encontró con Fenderson al atardecer, y le comunicó sus intenciones. Tras la reflexión y el apoyo por parte del anciano, ambos se dirigieron al departamento del primero. Este tomó el libro, que aún poseía, y releyó para sí las frases, para así darse fuerza. El anciano se quebró y comenzó a llorar. El dolor de su experiencia era fuerte aún. Pasaron lentos minutos cuando se decidió a hacerlo. Todas las palabras fueron pronunciadas cuidadosamente.
Volvieron a transcurrir minutos, tal vez horas. El suelo comenzó a temblar. Afuera, se oyeron truenos. Fenderson masculló algo que McNamara no comprendió. Entonces se dio cuenta: era ya la medianoche. Se dio cuenta de su error y de que ya no podría remediarlo. El tan esperado fin que el astrólogo había predicho se debía a él. El mundo se cegó.



De Carolina Barenbaum: "El navegante perdido"

En un barco el Capitán Jack Grenpis y sus veinte tripulantes estaban por llegar a una isla desierta. De repente vieron un barco pirata que iba hacia ellos. Trataron de tomar otra dirección, pero ya era tarde. Los piratas pusieron sus sogas con garfios y pasaron al otro barco. Empezaron a luchar y como en toda lucha algunos ganaron y algunos perdieron. Sin embargo los piratas se llevaron al capitán. Los tripulantes trataron de rescatarlo sin éxito. Estaba atado con sogas a un palo, quería zafar pero no pudo. Después de navegar lo dejaron en una isla desierta. Se sintió perdido. Y nunca supo que esa isla era la que siempre había buscado.
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